Esa tristeza, esa melancolía o esa nostalgia que forman una especie de nube gris sobre tu cabeza y que te persigue sin parar. 

Tiene nombre. 

Esa sensación de agotamiento, que no te deja levantarte de la cama, que no te provoca ni comer, ni bañarte; ni arreglarte, de que ya no disfrutas todas esas cosas que antes te hacían feliz.

También tiene nombre. 

Uno que a veces resulta difícil de decir en voz alta: depresión

Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión es un fenómeno que afecta a más personas de lo que solemos creer y que cuando no se trata, interfiere con el trabajo, las relaciones y el poder disfrutar de la vida. 

Causada por una combinación de factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos. 

Hasta este punto todo está muy bien, pero ¿qué pasa cuando aun buscando los métodos tradicionales nada cambia, no logras salir de ese pozo de tristeza?

¿O cuándo sólo lo haces por un corto tiempo? Y luego todo vuelve a comenzar. 

Si hay algo que me fascina de las constelaciones familiares es que es un método donde nos vemos como seres integrales, donde nuestros sentimientos no compiten con el raciocinio, al contrario; se vuelven aliados para llevarte de la mano y explorar esas heridas del pasado que pueden estar ancladas a la depresión. 

Dándote no solo claridad, sino las herramientas necesarias para sanar y gestionar esas emociones cuando se presenten.

La depresión según las constelaciones familiares 

En las constelaciones familiares se ha demostrado que la mayoría de las veces, un cuadro de depresión puede estar siendo causado por una sensación de vacío, de insatisfacción, pérdida de sentido por la vida, que muchas veces quien la padece no la comprende. 

No le encuentra una razón de ser y se agudiza tanto que puede terminar desarrollando ideas relacionadas con la muerte o hacerse daño a sí mismo. 

Entonces, ¿cómo puede alguien lleno de vida, estar mirando la cara de la muerte constantemente, que lo lleva a ese punto?.

Cuando esto sucede, al momento de constelar, indagamos y profundizamos en tu núcleo familiar para ubicar a esa figura con la que te estás identificando de forma inconsciente, que vivió hechos dolorosos que no pudo procesar de forma exitosa, estando en vida. 

Esa energía sigue presente en tu árbol genealógico y puede ser algún bebé que no logró nacer, un hermano que vivió pocos años o que tuvo una muerte trágica. 

Sucesos traumáticos que dejan una huella imborrable en la familia y por lo dolorosos que son, mayormente se esconden, estas personas y su recuerdo terminan siendo excluidas de la familia; nadie los menciona, ni a ellos, ni lo que les sucedió. 

Se convierten en una especie de tabú y todos hacen un pacto de silencio para no revivir ese trauma, pero esa herida no termina de sanar y siempre buscará una forma de manifestarse, en este caso, conectando contigo. 

En una oportunidad, atendí a una paciente con depresión severa, que llegó al punto de tener ideas suicidas y luego de constelar, pudimos arrojar luz sobre la figura de un hermano, un niño que se gestó antes que ella; pero que lamentablemente no pudo nacer y que sus padres nunca mencionaban al momento de referirse a la familia completa, porque aún era muy doloroso para ellos. 

Así que ella estaba mirando al alma y energía de ese niño que falleció, que no logró estar en el plano terrenal y al quedarse viendo a la muerte, se le hacía difícil y pesado continuar con su propia vida. 

Al descubrirlo, ella decidió reconocerlo y honrarlo, comenzar a nombrarlo en su círculo familiar, hacerlo presente y darle esa importancia que siempre necesitó, dándole las gracias y al mismo tiempo diciéndole que ahora ella decidía mirar a su vida, con todo lo que eso implicaba y que siempre lo tendría presente en su corazón. 

A partir de esa sesión, y de todo lo que mi paciente hizo para sanar esa parte dolorosa en su sistema, logró superar la depresión, cosa que no había logrado en terapias anteriores.

Como este, hay muchos casos, de hermanos que tuvieron una vida corta, gemelos o mellizos cuyo recuerdo ahora impacta en tu vida. 

Al realizar la terapia sistémica también evaluamos la posibilidad de que estés rechazando a uno de tus padres, que te niegues a tomarlos y por ende, te niegas a tomar la vida, con toda su fuerza y su poder. 

Una causa también común cuando las personas manifiestan una sensación de desarraigo, inconscientemente despreciándolos, aun compartiendo con ellos diariamente, pensando por ejemplo: 

“Yo no soy como mi mamá, jamás seré como ella”. 

“No quiero parecerme a mi papá”. 

Lo que desafía al vínculo natural de amor hacia los padres y lo sustituye la soberbia, el desdén y el rechazo. 

Por eso, si has notado que: 

Solo haz click aquí y podremos conversar para sanar tu depresión desde el enfoque de la terapia sistémica y liberarte de esas cargas que arrastra el pasado familiar. 

Con cariño, Anto. 💜

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